Casas controladas a través de un ordenador, robots que se hacen cargo de las tareas más pesadas del hogar o viviendas que se construyen en cuestión de días mediante impresoras en tres dimensiones. ¿Quién no se ha planteado cómo serán las casas del futuro? Lo cierto es que se trata de un ejercicio que la humanidad ha practicado en numerosas ocasiones, dejando previsiones rocambolescas e ideas realmente visionarias.
Durante el siglo pasado fueron muchas las voces que se alzaron fantaseando sobre las maravillas tecnológicas que depararía el milenio que se avecinaba. Se tenía la certeza de que habrían grandes cambios a partir del año 2000. Algunos, se cumplieron. Otros, se quedaron en el camino.
Casas del futuro dominadas por robots
El diario San Antonio Light publicaba en 1932 una imagen donde la recepción de imágenes en tiempo real y los robots ya tenían cabida en los hogares. Debajo de la viñeta, un texto describía: “el esposo, en su casa y en la cama, puede pasar el ojo mecánico por el distrito comercial y ver qué está haciendo su esposa. También tiene todo tipo de aparatos para suplir casi cualquier cosa que necesite, incluido un robot mayordomo que le acerca su ropa del día”.
La tecnología seguía alimentando la imaginación de los profesionales del sector en el año 1939, cuando la desaparecida compañía electrónica Radio Corporation America ponía su granito de arena con más conjeturas sobre la casa del futuro. Esta vez era una sala donde se hallaban radios, televisiones, fonógrafos, grabadoras y reproductoras de sonido, equipos de cine caseros y hasta un fax para recibir el periódico cada mañana.
Un futuro donde cada día es primavera
De la vida interior se pasó a la vida exterior, soñando con dominar las estaciones del año gracias a unas gigantescas burbujas de cristal que cubrían las viviendas al completo. Así se auguraba en la serie de cómics “Más cerca de lo que creemos” publicada por el diseñador industrial Arthur Radebaugh en los años 50.
La imagen venía acompañada de unas líneas que anunciaban: “la nieve, la lluvia y el frío serán desterrados del césped del mañana por grandes vidrios, pequeñas cúpulas que cubrirán casas y bloques enteros. ¡Podrás cultivar flores al aire libre durante todo el año y reunirlas en tu jardín con aire acondicionado!”. Este novedoso invento llegaría supuestamente en enero de 2021.
En el siglo XXI se vivirá en el espacio
Aunque Radebaugh no fue el único que apostó por este magnífico invento. La editorial británica de libros infantiles Usborne presentó la publicación Future Cities que fantaseaba con cómo serían las casas y la vida en el siglo XXI. La portada muestra, en este caso, las mismas cúpulas de cristal cubriendo ciudades coloniales ubicadas en el espacio.
Lo realmente apasionante de la ilustración de Future Cities son, no obstante, las pequeñas viñetas de la parte superior con posibles inventos para este tiempo, donde destacan los techos solares en las casas y la televisión integrada en un reloj de muñeca, dos premoniciones que encajan perfectamente con el presente.
Robots de cocina que leen recetas
Los rusos también se aventuraron a presentar la casa del futuro. En este caso fue a través de una serie de diapositivas que se proyectaban en los hogares de la Unión Soviética en los años 60. La producción, que situaba al espectador en el año 2017, presenta en un momento determinado un día en la vida de Igor, un niño del futuro.
Entre los inventos que aparecen destaca un despertador inventado por el padre del protagonista a modo de broma. Consiste en un reloj con un brazo extensible que golpea al usuario para romper el sueño. Aunque la creación más imaginativa es una máquina de cocina inteligente que lee las recetas y las elabora por si sola, seleccionando los ingredientes y siguiendo los pasos.
Así se cuenta en la historieta: “Igor inserta cuidadosamente la nota. La máquina procesa la nota, rayos invisibles leen los contornos de cada letra, cucharas y medidores ponen lo que se necesita y cuchillos automáticos cortan las verduras rápidamente”.
Fantaseando en los 90 con smart homes
El concepto de smart home viene anticipado en los años 90 por una serie de vídeos producidos por Microsoft para imaginar la casa del siglo XXI. Concretamente, sitúa la narración en una familia de 2004. Las ventajas que aporta esta casa inteligente es un control absoluto de la vivienda a través de un panel digital.
Pulsando el botón “Bienvenida a casa” al entrar en el inmueble, las persianas se suben automáticamente, se reproducen los mensajes del contestador y se pone música de fondo. O, a la hora de la cena, desconecta el teléfono, el telefonillo y baja la intensidad de las luces para que la familia disfrute de la comida sin interrupciones. Otra posibilidad es controlar la calefacción, iluminación y otros aspectos del hogar a través del ordenador o la pantalla del teléfono.
Esta casa futurista disponía de un sistema operativo, llamado Astro, que permitía a los usuarios interactuar con ella, pidiéndole información o encargándole tareas, al estilo de la actual Siri en Apple. También un lector ocular, de voz o de huellas dactilares que sustituía las llaves para acceder a la vivienda. Además de un escáner que permite registrar los productos que se han acabado para cargarlos a la lista de la compra digital y gestionar automáticamente con el supermercado el pedido a domicilio.
¿Cómo serán las casas del futuro?
¿Y ahora, qué? Americanos, británicos y rusos se lanzaron a imaginar un hipotético devenir que, en algunos aspectos, se ha cumplido. ¿Acertaremos también en el siglo XXI con las suposiciones sobre las casas del futuro?
MINI Living ya se ha embarcado en la construcción de un prototipo de ciudad futurista en Shangai. Se trata de convertir un antiguo complejo industrial en un edificio de apartamentos que incluye viviendas, espacios de trabajo y servicios de ocio. El objetivo es conseguir que los habitantes lo tengan todo a su alcance y eliminar la obligación de desplazarse.
El miembro del Consejo de Administración de BMW AG opina sobre el proyecto: “conocemos muy bien el uso inteligente del espacio. Nuestro objetivo es ofrecer una alta calidad de vida en un espacio extremadamente pequeño”.
Las ciudades verticales, más sostenibles
Una idea que encaja también con el concepto de ciudades verticales, es decir, urbes que no se extenderían a lo ancho sino a lo alto. La humanidad, según la teoría, viviría próximamente en rascacielos donde se hallaría todo lo necesario, hasta parques y zonas verdes. Una idea más sostenible que permitiría llegar andando a la oficina, al supermercado o al gimnasio y reservaría los vehículos exclusivamente para las escapadas de fin de semana.
De momento, en la segunda década del siglo XXI ya se han hecho realidad algunos inventos que pueden definir el futuro próximo. Microsoft, por ejemplo, ha patentado Holodeck, una habitación de inmersión virtual que sitúa al usuario en el centro y lo rodea con un sistema de proyección de 360 grados. Así, éste queda totalmente integrado.
Impresoras de casas en 3D: una realidad
El avance más prometedor es, no obstante, las impresoras de casas en 3D. Enrico Dini creó la D-Shape, que permite imprimir un bloque de dos pisos con habitaciones, escaleras y tuberías con arena y un pegamento especial como únicos materiales.
En definitiva, las casas del futuro tienen por delante una evolución fascinante. Falta ver si las suposiciones que se alzan en la actualidad se cumplen o se acaban quedando en el camino.